
Cómo influyen nuestros sentimientos y emociones a la hora de aprender. Un concepto integral del aprendizaje, que comprende toda la formación del joven estudiante.
Uno aprende desde que nace. El propio nacimiento es una experiencia trascendental en la vida de la persona. Luego vendrán nuevos conocimientos como tomar la teta, gatear o caminar. Son cosas que parecen básicas, pero, por algo se empieza. Este largo camino del conocimiento nos acompañará el resto de nuestras vidas; y hasta la muerte puede ser una lección que nos toque recibir.
Es mucho más fácil aprender con la mente en positivo. Se hace más sencillo asimilar las cosas que nos agradan y, por el contrario, nos costará un esfuerzo mayor incorporar las que no. Claro que habrá personas que tendrán habilidades traídas desde la cuna, que le permitirán tener mayor facilidad para aprender en determinadas áreas. Será tarea del individuo y de un buen formador poder explotar estas características de modo que se pueda llegar al puerto deseado.Se aprende mucho mejor cuando se está estudiando algo que es placentero o algo que se comprende para qué nos servirá y en qué nos beneficiará. Lo que nos da placer es mucho más fácil de adquirirlo en el aprendizaje.Hay personas que aborrecen las matemáticas y se sienten más cómodas desarrollándose en las artes plásticas. Otras que por el contrario tienen grandes destrezas analíticas y no logran nada bueno con pinceles y lápices de colores. Hay quienes tienen gran capacidad en la expresión verbal y otros que no logran armar una oración. Determinadas personas tienen gran apego a todo lo relacionado con la historia y las humanidades, y otros, no pueden pasar la primera hoja de un libro cuando se tocan estos temas.
La educación es un valor fundamental para la sociedad. Es esencial educar integralmente a las personas para que no caigan debajo de la línea de la pobreza emocional y la desnutrición de ideas.
De cada persona se puede aprender algo, incluso de la que creemos que no tiene nada bueno para ofrecernos. De esas personas con las que no congeniamos podemos aprender como no queremos ser.
Hola maestro Rafael:
ResponderEliminarHay mucha razón en sus comentarios. El ser humano deja de aprender cuando muere... y eso, aún no se puede afirmar...
Saludos.